.

>

Testeando
Página de Test

La cocina en vias de extincion

No disimules. Tu cocina es como un triste museo que nadie visita. 
Las empresas de delivery lo saben y lo tienen muy claro. Los datos de entrega de comida preparada a domicilio son tan abrumadores, que pronostican con determinación la desaparición física de la cocina en los hogares en un breve espacio de tiempo. Pero, ¿es una situación realista vivir en una casa sin cocina? No es la primera vez que la sociedad se plantea un reto como este, en el que los nuevos edificios se diseñan con una cocina comunitaria que satisface las necesidades de todos los inquilinos.
Cada vez se plantean más incógnitas sobre qué puede pasar con todos aquellos que renuncien a vivir sin cocina. ¿Es rentable una forma de vida donde pagamos indefinidamente para que otros cocinen por nosotros? ¿Podrías vivir en una casa sin cocina?
Estas son los 7 razones que nos hacen pensar que tu casa se va a quedar sin cocina. Bienvenidos al futuro. 
1.- Las casas son cada vez más pequeñas
Es un hecho que cada vez hay más personas viviendo solas, formando pareja o en pequeñas familias de apenas tres individuos, por lo que, al margen del encarecimiento de la vivienda, las casas cada vez son más pequeñas y el espacio para la cocina no es prioritario.
2.- La cesta de la compra ya no es una prioridad
Con tan solo echar la vista atrás medio siglo, se pueden descubrir las importantísimas diferencias de criterio y demanda a la hora de distribuir el presupuesto. Según el Instituto NAcional de Estadísitica, hace cincuenta años la cesta de la compra se llevaba casi un 50% del presupuesto familiar, un porcentaje que apenas supera el 15% en estos momentos. La reorganización del gasto se desvía actualmente a partidas relacionadas con la vivienda, la energía, el transporte y el ocio, pero también cambian hábitos cristalizados como el de la “compra semanal”, un modelo instaurado tras el boom de los hipermercados, que a su vez hizo desaparecer en gran medida la compra diaria en establecimientos de barrio, y que ahora mismo tiene los días contados.
3.- Desaparición de la ama de casa
No hay roles asociados a la cocina. Quizás resulte muy escandaloso imaginarse un futuro sin un espacio destinado específicamente al almacenamiento, manipulación y preparación de los alimentos, pero lo cierto es que este es un lujo que la humanidad lleva permitiéndose desde hace muy poco tiempo. La cocina doméstica, tal y como la conocemos, aparece apenas hace unos 150 años en EEUU y algo más tarde en Europa.
En ambos casos, se trató de un desarrollo liderado por el movimiento feminista de la época, que consciente ya de que, él del ama de casa era técnicamente un trabajo, buscaron la eficiencia de la cocina desde el punto de vista de la producción industrial de la época. La óptica de la estadounidense Catharine Beecher fue la de diseñar un espacio inspirado en las cocinas de los barcos que cruzaban el río Misisipi, donde los elementos se disponían en el perímetro de un área cuadrada, facilitando así el acceso a los elementos de trabajo del ama de casa.
En Europa, el modelo imperante vino de la mano de la arquitecta austriaca Margarete Schütte-Lihotzky, que tuvo que diseñar una cocina, práctica y en un espacio reducido, a partir del modelo de los nuevos edificios construidos en Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Se inspiraba directamente en los vagones de tren en los que se preparaba la comida de abordo.
4.- Las empresas de delivery son tu nueva cocina
No sólo se ha ido renunciando a este espacio en favor de otras áreas de la casa de carácter más social o personal, sino que también el tiempo que dedicamos al ejercicio de cocinar ha ido reduciéndose, optándose cada vez más por comer fuera o hacer que nos lleven la comida a casa. Las empresas a domicilio lo tienen muy claro y cada vez son más, más prepradas y con más facturación anual. La demanda de platos preparados mediante plataformas o 'apps' móviles de entrega inmediata crece de manera exponencial. Tal y como publica El Economista, "el servicio de comida a domicilio o delivery ha impulsado el crecimiento del 6% del mercado de la comida rápida en España en 2016, hasta alcanzar unas ventas de 3.135 millones de euros. Pero lo más interesante del sector es que todavía está por explotar.
5.- Los millennial son foodies pero no cocinan
Son las costumbres de las nuevas generaciones de consumidores, sustancialmente diferentes a las de sus padres, las que revelan datos inquietantes. No hay más que hacer una búsqueda rápida en internet, para darnos cuenta de la ambigüedad con la que se dan titulares relacionados con las nuevas costumbres alimentarias. Se puede encontrar sin problema, y en muchas ocasiones en el mismo medio, noticias que nos hablan de los millennials son consumados cocinillas y que prestan mucha atención a lo qué comen y cómo lo comen, a la vez que ofrecen información que pone el acento en el poco interés de este colectivo por la cocina.
No obstante, y digan lo que digan los medios, los millennials lo tienen claro y cada vez cocinan menos: “Volvimos a arruinar uno de sus hábitos favoritos… Cocinar.
Les guste o no, no acostumbramos a pasar mucho tiempo en la cocina. No, eso no quiere decir que no nos interesa la comida… Porque de hecho nos encanta. Me atrevería a decir que una gran parte de los millennials somos foodies pues nos gusta probar nuevos sabores, nos fascinan los startups de comida y creemos fielmente que la comida hay que disfrutarla como se debe. Sin embargo, no pasamos tantas horas allí como ustedes. Podríamos, pero no es nuestra prioridad. Simplemente somos realistas… No tenemos tiempo para cocinar”, escriben Vanessa Rodríguez en Komienza. Lo que está claro es que el perfil del consumidor online español encaja en la categoría millennial.
6.- Vivir sin cocina en casa no es nada nuevo
Ya funcionó en otras épocas. Existen precedentes de esta estructura urbanística, y los encontramos en la antigua Unión Soviética, donde se construyeron grandes edificios donde muchos de los servicios, incluida la cocina, eran comunales. Mientras, al otro lado del charco, también se planificaban edificios donde muchos de los servicios eran de carácter comunitario. Habitualmente se trataba de apartamentos ubicados en rascacielos y gestionados como un hotel, que ofrecían pequeñas residencias en las que habitar en ciudades sobrepobladas como Nueva York, con el mínimo de recursos y a un precio competitivo. De hecho, es muy habitual ver actualmente en series americanas, cómo los vecinos coinciden de forma habitual en la lavandería del edificio.
7.- Coliving: tu cocina es mi cocina
Actualmente, es el coliving el modelo que reivindica la idea de la eliminación de la cocina. Una forma de vida que plantea compartir recursos que facilitan la vida a sus inquilinos, bien sea con una cocina común para todos los vecinos, externalizando el servicio a través de un comedor comunitario, o bien reducir esta área a una zona social donde haya máquinas expendedoras de alimentos precocinados. En cada vivienda, un microondas y un frigorífico, serían el único testimonio del antiguo acto de cocinar en cas
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis