El control de nuestras vidas
El control de nuestras vidas.
No es una exageración decir que a los esfuerzos dedicados a controlar nuestras vidas son una cuestión recurrente en la historia del mundo, con especial énfasis en los últimos siglos, escenario de grandes cambios en las relaciones humanas y en el orden mundial. Esta cuestión es demasiado intensa para discutirla aquí en su totalidad, por lo que, en primer lugar sólo me centrare en las actuales manifestaciones de estos esfuerzos y en sus raíces, con un ojo puesto en lo que podría llegar. Lo haré desde una perspectiva global , sin duda el espacio en que estas cuestiones surgen.
centrar en ella, es decir, en soberanía, libertad y derechos humanos. Estos son los temas que despuntan en terreno socioeconómico.
Para empezar cabe hacer un comentario general.
la soberanía no es un valor en sí misma. Es tan sólo un valor en la medida en que relaciona la libertad y los derechos, ya sea potenciándolos o debilitándolos. Me gustaría dar por sentado algo que puede parecer obvio, pero que de hecho es polémico.
Cuando hablamos de libertad y derechos
, nos viene a la mente el concepto de seres humanos, esto es, personas de carne y hueso, no abstracciones políticas o construcciones legales como empresas, o estados, o capital. Si dichas entidades tienen algún derecho, lo cual es discutible, debe ser derivado de los derechos de la gente. Este es el núcleo de la doctrina liberal, y a ella se oponen los sectores más ricos y privilegiados, y esto es así tanto en el campo político como en socioeconómico.
, nos viene a la mente el concepto de seres humanos, esto es, personas de carne y hueso, no abstracciones políticas o construcciones legales como empresas, o estados, o capital. Si dichas entidades tienen algún derecho, lo cual es discutible, debe ser derivado de los derechos de la gente. Este es el núcleo de la doctrina liberal, y a ella se oponen los sectores más ricos y privilegiados, y esto es así tanto en el campo político como en socioeconómico.
En el campo de la política, el eslogan habitual es <<soberanía popular en un gobierno de, por y para el pueblo >>, pero el esquema de funcionamiento difiere bastante de eslogan, pues consiste en considerar al pueblo como un enemigo peligroso. Debe ser controlado, por su propio bien. Estas consideraciones se retrotraen a varios siglos, hasta las primeras revoluciones democráticas modernas, en el siglo XVII en Inglaterra y un siglo más tarde en las colonias norteamericanas